miércoles, 13 de diciembre de 2017
CAPITULO 23 (SEGUNDA HISTORIA)
La luz tímida de sol luchando contra la oscuridad me despierta. Me siento feliz, viva, satisfecha. Lo primero que veo al abrir mis ojos, es a él.
Descansa abrazado a mi cintura, me permito contemplarle en silencio. Su suave respiración es acompasada y parece tranquilo. Observo con detenimiento su hombro, ahora puedo distinguir con claridad el tatuaje que lleva.
Es extraña la figura que forman ambas y a la vez armoniosa.
El sol abriga en su interior una luna oscura, protegida por un sol afilado cuyos rayos se asemejan más al fuego crepitante de una chimenea.
No tengo un recuerdo claro de la primera vez que vi ese tatuaje, aún así lo recordaba más pequeño. Sin ser consciente de ello he llevado mis dedos hacia su brazo y dibujan con trazos imaginarios las lineas del dibujo. Es hermoso, es oscuro y luminoso, fuerte y tierno, cómo me gustaría que fuese él.
Es tarde, si no me doy prisa voy a llegar tarde al trabajo y no me apetece otra bronca cariñosa de mi jefe. Llevo una semana horrible y necesito algo de paz, aunque dentro del caos y el desasosiego, él me ha regalado una noche maravillosa. Todavía noto el agua caliente sobre mi cuerpo y cómo suavemente limpió los restos de nuestro encuentro.
Me levanto en silencio después de liberarme de su fuerte abrazo y camino de puntillas para no despertarle. Tal vez, debería. Puede que llegue tarde a trabajar también, pero me gusta observarle.
Preparo el desayuno y después dejaré que el olor a café recién hecho, obre su magia. Preparo una gran cafetera, zumo de naranja recién exprimido y pongo en el tostador unas rebanadas de pan.
Me siento relajada por primera vez en días. Pero claro, después de la noche pasada con él...
Un leve calor se enciende dentro de mí. Justo en mi estómago acompañado de un cosquilleo suave, que me murmura que estoy loca por él, desde siempre.
Quiero negarlo pero no puedo. He pasado muchas noches imaginando un reencuentro con él, planificado miles de situaciones, imaginado cientos de conversaciones y la única que no tuve en cuenta, fue la que sucedió.
— Buenos días piernas largas— susurra a mi espalda mientras me aprieta la cintura y me atrae con fuerza contra su pecho, desnudo, firme y duro.
— Buenos días, ¿café?—preguntó tratando de ignorar que ese gesto sencillo, ha humedecido mis muslos y ha hecho que mi corazón se descuelgue entre mis piernas.
— Sí por favor, corto de leche y una cucharada de azúcar.
Le miro a los ojos y me encuentro de nuevo atrapada en su mirada plateada. Observo que no lleva nada que cubra su pecho y me deleito con la imagen de sus músculos definidos, sus brazos fuertes, sus piernas firmes. Está muy atractivo con el pelo desaliñado, la barba amenazando con salir y los vaqueros desabrochados.
De nuevo, el murmullo molesto me susurra que estoy loca por él.
No sé qué decir, de repente me he puesto muy nerviosa.
Siento las palmas de las manos sudadas y resbaladizas. El calor se va haciendo más intenso. Y mi cuerpo clama por tenerle de nuevo entre mis piernas o mejor aún, bajo mi cuerpo mientras se mece acunado por una suave marea que acaba por convertirse en un oleaje salvaje.
–¿Estás bien piernas largas?— pregunta. Sin duda ha notado que algo raro pasa conmigo.
–No me llames así, no me agrada— replico seria.
–¿Por qué no? Es la verdad. Tienes unas piernas muy largas—susurra mientras se acerca a mí peligrosamente, con su paso felino igual que su mirada—, bonitas, suaves...
Está justo a mi lado, su mirada plateada me ha hechizado y me retiene sin esfuerzo plantada en el sitio. Siento pudor. Solo llevo una camiseta y deja al descubierto demasiado.
Sonríe maliciosamente.
Se acerca más a mí. Me eleva del suelo con facilidad como si fuese el titiritero que maneja mis hilos.
Deja mi cuerpo reposar suavemente sobre la encimera de la cocina, debería notar su frialdad en mis muslos desprovistos de prenda alguna, pero no es así. Siento un calor que me consume desde dentro.
Apoya su frente en la mía, cierra los ojos, se lleva un mechón de mi cabello hasta su nariz y aspira profundamente. Yo, me derrito.
–Hueles muy bien—murmura aún con los ojos cerrados— y sabes muy bien—continúa en voz baja.
Siento cómo mi boca se hace agua y cómo mi respiración se acelera. Sus manos me acarician suavemente el cuello bajando por mis hombros. Sigue en mis brazos, rozándolos y dejando tras su caricia mi vello erizado y mi cuerpo esperando por él.
Ahora siento sus dedos pasearse por mis muslos, jugar en ellos. Se acercan y alejan en una dulce tortura de mi sexo que grita en silencio por su atención. Y yo también.
Mi cuerpo está en alerta. No deseo mover ni un centímetro de mi piel sin embargo a la vez estoy deseando lanzarme a sus brazos.
Uno de sus dedos, se pasea peligrosamente cerca de dónde yo deseo que esté. Introduce su dedo despacio, entre las suaves braguitas que aún no se han incendiado y no entiendo por qué.
Acaricia mi sexo sin prisa, deleitándose en el movimiento de vaivén. Sus ojos permanecen cerrados y su expresión se ha tornado más salvaje.
Introduce sin esperarlo, un dedo dentro de mi y acaricia mi interior. Un jadeo se escapa de mi boca y él, gime.
Abre sus hermosos ojos y me mira directamente. Puedo ver sus ganas de mí reflejadas en sus pupilas.
Siento que voy a morir de placer y eso que apenas me ha rozado.
Abandona mi interior y protesto en silencio. Su dedo aparece frente a mi, él se lo lleva cerca de su nariz, igual que ha hecho con el mechón sedoso de mi cabellera dorada y lo huele.
Es un acto tan... sexy que sé que mis fluidos han humedecido la encimera, mis bragas no son capaces de empapar tal cantidad de efluvios.
Cuando creo que voy a empezar a gritar como una loca desesperada que me posea encima de la encimera, se lleva el dedo a su boca y lo saborea, lentamente.
Cierra los ojos para disfrutar del momento y mi corazón me abandona. Deja en mi pecho un vacío que se ha llenado de mis ganas por él.
Entonces, Pedro me mira de nuevo.
—Buena cosecha —susurra
Y no puedo más.
Le atraigo hacia mí, bajo sus pantalones, aparto las bragas que ahora se me antojan una barrera pesada y me apropio de su sexo. Lo acerco aún más y lo introduzco dentro de mi cuerpo desesperado por saborearlo.
El resopla. Yo jadeo.
Su boca abraza a la mía desesperada mientras se mueve en mi interior.
No he soltado su sexo, mientras el entra y sale de mí, mis dedos acarician la base, dándole más placer.
Siento como se retuerce entre mis muslos, sediento.
Necesita ahogarse en mi boca y yo en la suya. Esta desesperado, tanto como lo he estado yo estos dos
largos años.
Elevo las piernas y me inclino hacia atrás, dejando su sexo libre para que pueda penetrarme más profundo.
Sus manos agarran mis caderas y las aprietan a la vez que las atrae hacia sí.
Sé porque lo hace, tengo la misma sensación. Siento que me sobra la piel, la carne, los huesos, hasta el alma.
Solo quiero llenarme de él, tenerlo a él. Saborearlo, besarlo, probarlo una y otra vez hasta saciarme.
Nuestra danza se acelera al ritmo de la descontrolada serenata que forman nuestros gemidos, jadeos, resoplidos…
—Solo mía —susurra — Dilo. Prométeme que serás solo mía.
Y yo, sin poder hacer nada mas que acceder. Le prometo que voy a ser solo suya.
— Solo tuya — prometo.
Al oírlo me levanta de la encimera, me arrastra hasta la cama y me coloca sobre mis rodillas, dándole la espalda.
Siento un poco de vergüenza, me siento muy expuesta.
Sin poder protestar, me penetra desde atrás, su mano agarra mi larga melena entre sus dedos enredándola y sacudiéndola suavemente.
Grito. Ese acto de dominación me ha excitado.
Sus embestidas son cada vez más aceleradas, movimientos frenéticos que empapan mi cama y mi alma de placer, deseo y sexo.
Siento como el temblor crece hasta explotar dentro de mí.
De nuevo he de liberar la pasión por la boca, si me contengo, puede que la que la estalle en mil pedazos sea yo.
El grita al unísono. Llenándome de una placer infinito.
Cuando termina, cae sobre mi cuerpo exhausto y me coloca de lado de nuevo sin salir de mí, me abraza y con las últimas oleadas de placer aún castigando nuestros cansados cuerpos, dejamos que nos venza el sueño de nuevo.
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Re lindos los 5 caps.
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