sábado, 9 de diciembre de 2017

CAPITULO 8 (SEGUNDA HISTORIA)





Entramos en la ciudad y me doy cuenta, de que no le he dicho dónde está mi casa. Aún así, la velocidad de la motocicleta disminuye, hasta detenerse.


Utiliza la patilla para estabilizarla y baja.


Después me apea de forma ágil, como si no pesara nada, de ella.


—¿Dónde estamos? —pregunto curiosa.


No conozco esa zona de la ciudad a pesar de que sé que está cerca de mi barrio y me asusto un poco, al fin y al cabo he confiado en un desconocido.


—Vamos a cenar, tengo hambre y tú también.


—¿A cenar? No, no gracias, te lo agradezco pero no — digo nerviosa.


—¡Oh vamos! Tendrás que cenar y yo también, así que cenaremos juntos, después te llevaré a casa y no digas que no tienes hambre, puedo oír a tu estómago protestar desde aquí.


Le miro suspicaz, no sé que esperar. Además su comentario, aunque cierto, me ha avergonzado.


Él parece notar mi duda .


—Si quisiera hacerte daño no te habría traído a un sitio concurrido.


Tiene razón, un punto a su favor.


—Bueno está bien — contesto al final, dejando que me guie al interior del local.


“La Cabaña”, leo sobre la entrada en letras que imitan troncos de madera.


¿ Los camareros irán vestido de leñadores?, grita mi mente y eso me arranca una sonrisa secreta.





No hay comentarios:

Publicar un comentario