domingo, 10 de diciembre de 2017
CAPITULO 11 (SEGUNDA HISTORIA)
Se levanta y pide la cuenta, se niega en rotundo a que pague, ni siquiera mi parte.
—Ha sido idea mía venir a cenar y yo invito — dice serio.
—Pero debería invitarte yo para agradecerte todo, lo del coche, el transporte... —el ascensor, añado para mí.
—Bueno, otro día.
—¿Otro día? —casi grito. ¿Es que quiere verme de nuevo?
— No creo que sea buena idea —balbuceo.
—¿Por qué?¿Por tu prometido maravilloso? ¿Ese que no aparece y ni siquiera te avisa?
—Sí, ese mismo.
—No veo anillo en tu dedo.
—Bueno eso es porque él... iba a declararse cuando bajase del avión.
—Muy romántico, ¿de que película ha sacado la idea?
Me pongo roja. El tiene razón, ¿por que aún no llevo un anillo? Y además, la verdad es que me apetece verle de nuevo. Solo por saber un poco más de lo que ocultan sus ojos profundos.
—Un paseo, nada más — digo.
El parece aceptar y comprender y justo en la puerta, de nuevo, me coloca su chaqueta y la abrocha. Lo siento tan cerca, mirándome a los ojos, mientras su manos frotan mis brazos para infundirles un calor que no necesitan pero que añoran.
Un escalofrío me recorre de arriba abajo. Lo deseo. Desde la primera vez que lo vi, hace ya algo más de dos años.
—Hace frío —comenta.
—Sí, es verdad — le doy la razón pero yo no siento frio, siento un calor abrasador que me quema por dentro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario